22/3/13

INTRIGA EN EL VALENCIA

La vida está llena de secretos que entusiasman al personal. Mola lo esotérico, lo incognoscible. Cautivan las incógnitas, hechizan los arcanos, la intriga y lo oculto. Apasionan las historias y, claro, los autores especialistas se forran. Si Brown, Follet e incluso Murakami estuvieran al loro, seguro que el futuro del Valencia les serviría de argumento para un nuevo best-seller.
Porque, no nos engañemos, el porvenir deportivo del Valencia es un misterio de misterios. Bueno, el deportivo y el otro. Realmente todo cuanto acontece en Mestalla es una gran incógnita para cualquiera que siga el día a día de la sociedad. Por eso cuando se habla de renovaciones o ampliaciones de contrato de jugadores o del entrenador, resulta muy difícil desentenderse y no pensar por un momento que antes del siguiente ejercicio probablemente habrá cambios en la dirección de la entidad (o no, como en ocasiones le gusta apostillar a Rajoy) y que cualquier decisión que el consejo adopte ahora resultaría como una especie de hipoteca para quién o quienes vengan detrás. Y todos sabemos lo que pasa con las hipotecas.
Sin embargo, por otro lado, tampoco sería lógico que el Valencia se paralizara en espera de hipotéticos nuevos acontecimientos, de ver si este se va o aquel llega. Gravámenes al margen, el club debe de seguir funcionando para no perder ningún tren, aunque a falta poco más de dos meses para que termine la temporada, ese proceder es un contrasentido.
Nadie pone en duda que Valverde es un buen entrenador. Además ha calado entre la afición. Pero en el supuesto de que vayan producirse relevos en el consejo, y quienes están ahí lo saben mejor que nadie, no parece de recibo tomar esa decisión. Además, ¿Valverde lo aceptaría sin tener la seguridad de quien iba a ser su jefe?
Alguien (Bankia y Generalitat) debería de mover ficha cuanto antes. Pero con mucha prudencia no sea que caiga una y, como ocurre con las del dominó, arrastre a las demás, porque el perjudicado sería el Valencia. Y eso no.

506 (Publicado en Las Provincias, el 22 de marzo de 2013)

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