Siempre hay que estar al loro, pero cuando las necesidades aprietan conviene agudizar más el ingenio. Por eso no ha de haber prisas en fichar. Lo principal es acertar. Y en este caso me viene a la memoria un ejemplo del pasado reciente. En el verano del 99, el que ahora es entrenador del Valencia fue inscrito como jugador blanquinegro minutos antes de que finalizara el plazo.
El fichaje de Mauricio Pellegrino se cerró prácticamente cuando sonaba la bocina. No fue improvisación sino una maniobra del entonces presidente, Pedro Cortés, que de esa manera abarató la contratación. Claro, hay veces que se apura tanto que se corre el peligro de quedarse compuesto y sin novio. Pero no es el caso.
En ocasiones no queda otra que adelantar los fichajes. Sin embargo no es bueno apresurarse. Ahora mismo hay que pensar que queda suficiente tiempo para cubrir esos tres puestos que se pretenden reforzar: el lateral izquierdo, el centrocampista de contención y el delantero centro.
En cualquier tipo de transacción el comprador no debe demostrar gran ansiedad porque su quien va a vender siempre trata de apretar las tuercas, en ese caso lo haría con mayor motivo, aparte de que de todos es conocido que en la caja valencianista hay suficientes cuartos por la reciente salida de Jordi Alba al Barça. No hay porqué precipitarse, pues, porque además existen bastantes alternativas para cubrir esas demarcaciones. Eso sin olvidar a ese central que se desenvuelva por la izquierda, aunque al futuro mediocentro se le va a pedir esa doble faceta.
Pellegrino, entre tanto, ya ha bajado al ruedo. El entrenador del Valencia se ha arremangado la camisa y se ha puesto a manos a la obra, mientras que el director deportivo sigue enfrascado en la confección del grupo. En aparente buena sintonía, Braulio busca los relevos de Jordi, Topal y Aduriz, y casi se da por sentado que Tino Costa desoirá la llamada de Unai, aunque su continuidad conlleva que habrá que rascarse el bolsillo para mejorarle las prestaciones.
En ocasiones no queda otra que adelantar los fichajes. Sin embargo no es bueno apresurarse. Ahora mismo hay que pensar que queda suficiente tiempo para cubrir esos tres puestos que se pretenden reforzar: el lateral izquierdo, el centrocampista de contención y el delantero centro.
En cualquier tipo de transacción el comprador no debe demostrar gran ansiedad porque su quien va a vender siempre trata de apretar las tuercas, en ese caso lo haría con mayor motivo, aparte de que de todos es conocido que en la caja valencianista hay suficientes cuartos por la reciente salida de Jordi Alba al Barça. No hay porqué precipitarse, pues, porque además existen bastantes alternativas para cubrir esas demarcaciones. Eso sin olvidar a ese central que se desenvuelva por la izquierda, aunque al futuro mediocentro se le va a pedir esa doble faceta.
Pellegrino, entre tanto, ya ha bajado al ruedo. El entrenador del Valencia se ha arremangado la camisa y se ha puesto a manos a la obra, mientras que el director deportivo sigue enfrascado en la confección del grupo. En aparente buena sintonía, Braulio busca los relevos de Jordi, Topal y Aduriz, y casi se da por sentado que Tino Costa desoirá la llamada de Unai, aunque su continuidad conlleva que habrá que rascarse el bolsillo para mejorarle las prestaciones.
423 (Publicado en Las Provincias, el 13 de julio de 2012)
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