Y dicho eso, que es lo
que tocaba, estos días ha concurrido una circunstancia en el Valencia que me ha
dejado perplejo y no quiero pasar por alto. El mismo día que el club anunció la
destitución de Braulio Vázquez como director deportivo, así, como quien no quiere a
cosa, anunció el fichaje de un neófito defensa portugués, por el que el club
pagará 1.5 millones de euros.
No se trata de
cuestionar la valía del sub'19, a pesar de sólo haya jugado once partidos con
el Vitoria. Tampoco es cosa de desmerecer a su padrino, Jorge Mendes, que es
quien lo traerá en enero próximo y le augura un futuro prometedor.
Pero, con independencia
de que esta contratación me parece una patada en salva sea la parte a la
cantera de Paterna, sorprende que el club abra una puerta para anunciar el
fichaje de un futbolista apenas un minuto antes de que dar un portazo al que lo
ha fichado.
¡Ah! ¿Que no ha sido
cosa del director deportivo? Pues peor me lo ponen. Porque si es el presidente
quien ha realizado la gestión con el agente lisboeta, resulta preocupante. De
empezar con los fichajes a pasar a hacer alineaciones sólo hay un pasito. Y en
el Valencia podemos encontrar precedentes.
Este club no puede convertirse en un sitio idóneo para hacer prácticas.
A Mestalla hay que llegar con la lección aprendida de pe a pa y dar paso a los profesionales. Por eso
los del futuro comité de sabios deberá llevar emparejada una etiqueta bien grand que
ponga "coherencia".
527 (Publicado en Las Provincias, el 8 de noviembre de 2013)
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