Publicado en Valencia Fruits, nº 2.593 (27 de agosto de 2013)
27/8/13
23/8/13
CUESTIÓN DE RESPETO
Djukic ha tranquilizado a todos. "¿Dime tú a quien quito?" La
peña estaba tan plácida e ilusionada con el nuevo proyecto, que las salidas de
tono en el vestuario valencianista le sobresaltaron como si se tratara de una
advertencia del temido FMI. Sin embargo el entrenador serbio enseguida
ha puesto los puntos sobre las íes y el asunto ya hay que pasarlo de soslayo
porque, además, probablemente las cosas se han sacado de quicio.
Como dijo mi amigo Alex,
agotado el debate albeldista, el valencianismo empezó pronto a desgastar sus
fuerzas en una nueva batalla: Alves-Guaita. Algo parecido a lo que ocurre en
los madriles con Casillas y Diego López.
Pero es que a la llama en la portería enseguida se añadió la reclamación de
Matiheu, que a pesar de que hizo marcha atrás, recibió duras críticas, quizá
más por la sorpresa que causó ya que es un
tipo de limitada elocuencia. De cualquier forma Djukic asumió la
responsabilidad que le corresponde y en un plis-plas apagó los rescoldos del incendio.
Que los futbolistas aspiren a la titularidad es sin duda una de las
posturas más lógicas de la profesión. Además, el ambicioso anhelo del jugador, que
siempre debe reflejarse en el esfuerzo diario, es algo que a su entrenador les
debe de satisfacer sobremanera.
Otra cosa muy distinta es que el simple deseo represente una garantía para
cualquiera. Lo mismo que lo del número de goles que es capaz de marcar un
delantero. Las medallas hay que demostrarlas en el día a día. Lo contrario es
tan banal como la falta de consideración al compañero en el descaro
del "quita a este y ponme a mí".
El respeto a los demás ha sido siempre el código de conducta de Miroslav Djukic que,
para frenar una situación que quizá se ha sacado de quicio, no ha dudado en
poner los puntos sobre las íes y que uno de ellos como final para este tipo de
conflictos.
(519, Publicado en Las Provincias, 23 de agosto de 2013)
.
9/8/13
ADIÓS, CAPITÁN
Hace
ya algunos años, antes de que Paterna fuera una realidad, cuando el Valencia se
ejercitaba en un terreno anexo a la zona de Mestalla que recae en la avenida de
Aragón y los entonces becarios acudíamos allí a hacer las entrevistas, un
veterano periodista, que fue uno de mis maestros, me aconsejó que no hiciera
amistad con los jugadores, a pesar de que casi éramos de la misma quinta y en
ocasiones compartíamos unas claritas después de los entrenamientos.
"Siempre serás más objetivo. La amistad guárdala para cuando se
retiren", me dijo.
Hasta
hoy David Albelda ha sido la excepción de aquella regla que seguí a rajatabla. A modo de disculpa, que no hay porqué,
referiré que le conozco desde que su padre, Pepe, amigo y ejemplar ex ciclista
profesional, durante una etapa de la Vuelta a la Comunidad me habló de su
chaval de quince años que empezaba a destacar en el juvenil del Valencia.
"Has de veure jugar al meu nebot!", también me espetó al poco tiempo
su tío Paco, otro ex profesional del ciclismo.
Desde
entonces seguí de cerca la trayectoria de David. Su paso por el Mestalleta, las
cesiones al Villarreal, el debut en el Valencia, en la selección, los éxitos,
muchos... y los momentos de dificultad, que no han sido pocos. Y fui su amigo,
y precisamente por eso hubo respeto mutuo. Ni confidencias ni jabón en las crónicas.
Como
todos los aficionados conocen al David futbolista, en este adiós me centro en
el David persona, un gran tipo, que nadie puede imaginar lo que ha sufrido en
los últimos años para recuperar el crédito que algunos le negaron cuando no
tuvo otra que enfrentarse a quien dominaba la sociedad y trataba de cortarle
las alas.
Ahora
mismo es imposible imaginar a David despotricando de nadie. Y eso que se va muy
dolido. Pero es un capitán... Tenía ofertas y cuerda para rato. Sin embargo su
continuidad no sólo era cuestión de dinero. Para él el fútbol es bastante más.
El Valencia, su equipo, ha sido un sentimiento muy difícil de igualar.
Aunque eso es algo que probablemente algunas personas no podrán entender
nunca porque no saben lo que significa. Y eso también le duele.
518 (Publicado en Las
Provincias el 9 de agosto de 2013)
8/8/13
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