29/3/11

¡Una de energías!

Publicado en Valencia Fruits, nº 2.485 (29-3-2011)

28/3/11

Carlos Arroyo

Una vacuna en Mestalla

La cosa está que arde y pronto habrá que hacer borrón y cuenta nueva para evitar más contagios. No sea que acabe en pandemia. Se impone un borrón de esos de punto y final; y la cuenta, que cuadre al céntimo sin poesías que valgan. Ni en lo social ni en lo deportivo el Valencia debe seguir como hasta ahora, de sobresalto en sobresalto. En todo caso, las sorpresas desagradables sólo pueden llegar en forma de una derrota, porque es parte del juego. Pero de otra manera, no.
Hace falta una vacuna porque el asunto parece contagioso. Echando la vista atrás, uno recuerda una rueda de prensa que en abril de 2003 ofreció Benítez. Mi amigo y compañero Pedro Campos la aludió hace unos días por aquello del «nos quedan dos meses de aguantarnos». Fue un rapapolvo del técnico a varios jugadores con alusión a la necesidad de renovar la ilusión día a día. «Y si no, habrá que preguntarse si quieren seguir aquí».
Ahora mismo Unai bastante tiene con tratar de que el equipo alcance la tercera plaza como para elevar la voz. Y más sin el respaldo del consejo ni de un título como aquél.
Sin embargo, con independencia de la labor de la justicia, que determinará implicaciones y responsabilidades, no es de recibo que el Valencia sea noticia día sí, día también, por incidentes ajenos al deporte. Hoy es Miguel, mañana Ever, pasado Fernández, al otro Vicente. Esto puede ser contagioso, acabar e pandemia, y los dirigentes están obligados a aplicar una vacuna.

228. (Publicado en Las Provincias, 28 de marzo de 2011)

25/3/11

Que no haya excusas

Es bueno que se hable de la lluvia, de Gadafi, de Portugal o de la huelga que pretende la LFP. Todo eso que sucede en los últimos días le viene de perillas al Valencia. Al equipo y a Unai. Incluso es bueno que se hable del consejo, de la Fundación y de la oposición.
Las semanas sin fútbol liguero se hacen muy largas, casi eternas. Y si coinciden con el equipo en horas bajas por los resultados adversos, como es el caso, peor que peor. Por eso lo que está sucediendo le viene muy bien al grupo, porque entretiene al personal.
Es bueno que se hable de que Bankia aplazará un año el vencimiento de la hipoteca que tiene el club, o que el tema sea el tiempo. ¡Cómo ha variado con la llegada de la primavera! Desde Fallas a ayer pasamos del sol y la manga corta al cielo encapotado y el chubasquero.
También es bueno que las tertulias se centren en la pretendida huelga que propugna la LFP para la jornada del tres de abril que, por cierto, es un asunto para hacérselo mirar. ¿Desde cuándo la patronal es quien enarbola la bandera de la agitación? ¡El mundo al revés!
Pero todo eso conviene, al menos por unos días, porque proporciona serenidad al equipo que ahora mismo es lo que importa. Todo eso sirve para que no se hable de las tres derrotas seguidas, del futuro del cuerpo técnico y de las necesidades para ejercicio próximo, lo de buscar un jugador con carisma, un organizador que se eche el equipo a la espalda (¿siempre hemos de pensar en Baraja?) y lo de reforzar la parcela defensiva (se excluye la expresión 'mejorar la defensa', porque eso es cosa de todo el equipo), que viene siendo el talón de Aquiles, pero con un esguince de caballo.
Que se hable de la lluvia, de los avales, de la oposición, de la huelga de los patronos, de la Fundación, de los romances de Pesic, de Gadafi y de Portugal, y por unos días dejemos tranquilo al equipo, obligado a levantar cabeza en Getafe. Porque el objetivo es la tercera plaza y quedan nueve jornadas para conseguirlo. Que no haya excusas.

227. (Publicado en Las Provincias, 25 de marzo de 2011)

23/3/11

Cuestión de cifras

En cualquier empresa resulta fundamental la cuenta de resultados. En términos económicos es el mejor termómetro para determinar la situación financiera de la sociedad porque, a la vez, informa de las causas por las que se han producido beneficios o pérdidas.
En un club de fútbol como el Valencia, cada día más SAD, cada día más empresa, deberían de existir dos cuentas de resultados, y con ello no insinúo una doble contabilidad. ¡Dios y Hacienda me libren de malos pensamientos! Me refiero a los resultados propiamente económicos por un lado, y al rendimiento estrictamente deportivo por otro. Dos caminos que deberían ser paralelos y que muchas veces resultan divergentes.
Al aficionado en general le preocupan más los resultados deportivos que los otros. A veces levanta la voz en época de juntas generales, pero cuando realmente se le oye de verdad y bien claro es cuando se pronuncia en la grada de Mestalla, y cuando confluyen resultados adversos, quienes no comulgan con las ideas de Unai no tardan en desenterrar guerra.
La imparcialidad es un valor fácil de subvertir. Es suficiente con presentar los hechos de una manera u otra. A veces de forma injusta e, incluso, tendenciosa. Una cosa es que, como puntualiza un lector con toda la razón, Unai sorprende (y le enerva) cada jornada con una alineación; en tres temporadas no ha acertado a definir un equipo (cien 'onces' distintos en más de cien partidos), si bien conviene advertir que del periodo inicial sólo permanecen ocho futbolistas. Pero otra cuestión a tener en cuenta es que, con los mimbres con los que comenzó el ejercicio (especialmente por las ausencias de Villa y Silva), pocos confiaban en que a estas alturas de la temporada el equipo estuviera disputando la tercera plaza.
Todo es según el cristal con que se mira. A pesar de que la renovación siempre debería depender de la confianza que el jefe tuviera en el subordinado, la cuenta de resultados será la que determine si se apuesta por continuidad o no. Eso: ¿O no?

226. (Publicado en Las Provincias, 23 de marzo de 2011)

¡Qué cabrones son!


21/3/11

Roberto Fernández

La soledad de la noche

Qué largos se van a hacer estos quince días, porque hasta primeros de abril la Liga se toma un respiro. La derrota de anoche en Mestalla, ante el Sevilla, y los tres puntos que el Villarreal obtuvo en San Mamés, ponen a los castellonenses por delante en la tabla y todo ello da pie a que los detractores de Unai puedan seguir haciendo leña, aunque el equipo ofreciera un buen recital ofensivo y se mostrara superior al rival, pero la fortuna le dio la espalda y el árbitro se puso gafas oscuras para escamotear tres penaltis (dos en la misma jugada) de libro.
Qué largos se van a hacer estos quince días, porque después de las decepciones de Gelsenkirchen y Zaragoza, todo el valencianismo esperaba una victoria frente al Sevilla. Un triunfo que sirviera para recibir la primavera con los brazos abiertos. Pero, que si quieres arroz, Catalina. Nada de nada. Y mira que el equipo puso empeño. Por eso, cuando más se espera algo y no se da, la decepción es mayor.
Como tras el partido Llorente se puso nervioso cuando le preguntaron por el futuro de Unai y criticó que la entrevistadora siempre le pregunta lo mismo (sus respuestas no difieren), al entrenador le costaría conciliar el sueño al ver que su jefe sigue con largas cambiadas. A nueve jornadas del final se mantiene la incógnita. Como el año pasado.
En la soledad de la madrugada, Unai tendría tiempo de meditar todo eso y, de cara a la tele, evadirse y olvidar la escasa fortuna que le acompañó en el partido con el Sevilla. Unai ha de tratar de encontrar la fórmula ideal para que después de tres derrotas consecutivas sus jugadores recuperen el equilibrio y la confianza.
Con las dudas que siembra Llorente, y como a esas altas horas de la noche en la tele sale ese señor que se parece al de 'Aterriza como puedas', habla de terapias y promociona una pulsera especial que asegura que ayuda a salir de los campos magnéticos nocivos que nos rodean, pues igual Unai llamó al 900 ese, se la compró, y a partir de mañana es otro.

225. (Publicado en Las Provincias, el 21 de marzo de 2011)

18/3/11

Victoria para la primavera

Sevilla tendrá todo el color especial que diga la canción, pero para el Valencia sólo tiene el de la esperanza. Se trata del inmediato rival después de los tropiezos en Gelsenkirchen y Zaragoza, y el equipo no debe ni puede permitirse otro devaneo. Tonterías las justas, que ya ha habido suficientes en un apretado margen de tiempo. Quedan diez jornadas y hay mucho en juego.
Si la cremà de las fallas, con su fuego purificador marca la inmediata llegada de la primavera, un día después de las hogueras el Valencia está obligado a poner luz al periodo de oscuridad que le ha perseguido desde su viaje a Alemania.
Se impone el triunfo frente al Sevilla. Primero por obligación, y después porque debido al calendario internacional, el lunes da comienzo un periodo de descanso futbolístico para la Liga, y una semana sin fútbol, después del desencanto de La Romareda, puede hacerse muy larga, eterna.
Hace casi un año, cuando se especulaba en la continuidad de Unai, Llorente alargó el desenlace. El entrenador confesó pronto su deseo de crecer con el Valencia y, sin detenerse a pensar en los traspasos de Villa y Silva, antepuso ese planteamiento al presumible pulso para asegurarse un «uno más uno» (un año de contrato más otro en el caso de alcanzar los objetivos fijados).
El equipo ahora está en la misma dinámica. Llorente calla y Unai repite que quiere seguir. ¿Qué cambia si el decorado es el mismo? Nada. Quizá que hay un poquito más de desconfianza que el año anterior.
En las últimas horas Llorente invitó a la plantilla a comer paella, pero no desveló nada nuevo sobre el futuro del técnico. Eso es algo que establecerá el resultado del domingo en Mestalla. Porque, sin ser determinante (ya que quedarán nueve finales más), marcará un antes y un después. Y Unai necesita que el equipo empiece la primavera con una victoria.

224. (Publicado en Las Provincias, 18 de marzo de 2011)

16/3/11

Control, Miguel y Merkel

La confianza es una apuesta de futuro que muchas veces parece que lleve dos copitas de más, porque va dando tumbos y con facilidad cambia de color. ¡Hip! Ocurre en todos los órdenes. En la economía, en la política y en el deporte. Por ejemplo, leemos que la confianza del inversor alemán ha caído respecto al mes anterior debido a la subida de los tipos de interés que anuncia el BCE, y que la de los 'inversores' del Valencia CF SDA (no, no voy a hablar de la Fundación, que podría) también ha dado un paso atrás después de las visitas del equipo a Gelsenkirchen y Zaragoza.
A lo mejor es que la confianza que ofrecía el Valencia también era demasiado frágil, porque en cuatro días la seguridad de ánimo se ha hecho añicos y el camaleón se ha mimetizado.
Para estos casos, existe un proverbio alemán que afirma que cuando sólo se buscan objetivos es buena la confianza, pero el control es mucho mejor. Aquí, en el Valencia, la confianza del aficionado en el equipo lleva tiempo tambaleándose. Incluso con los buenos resultados, en el mejor de los casos ha estado fifty-fifty.
Por eso ahora, como al desencanto de caer en la Champions ante un rival considerado inferior le acompañó el desastre de La Romareda frente a un colista, todo se cuestiona mucho más. Desde lo que hace el entrenador, a lo que hacen los jugadores y lo que decide el consejo.
La mano amiga que se le ha vuelto a tender al castigado Miguel Brito, puede entenderse como el enésimo voto de confianza para el futbolista portugués, aunque suena más a necesidad de contar con él que a otra cosa, porque el equipo en defensa no anda muy sobrado que digamos. Ha sido como lo de Angela Merkel y las centrales nucleares alemanas. Años a favor y ayer se bajó del burro al anunciar que siete de las diecisiete del país cerrarán de forma provisional. Uno se pregunta si se debe al sonido de los tambores lejanos o a que tiene elecciones regionales a la vuelta de la esquina.
La confianza es buena, sí; pero el control es mejor.

223. (Publicado en Las Provincias, 16 de marzo de 2011)

José Manuel Sempere

15/3/11

Organigrama

Publicado en Valencia Fruits, nº 2.484 (15-3-2011)

14/3/11

Leña del árbol caído

Al Valencia sólo le faltaba que el señor Pesic diera un apretón de tuerca poco antes de que el equipo hiciera el ridículo en La Romareda. Nadie puede poner excusas al desastre en el campo aragonés, porque los futbolistas y Unai fueron almas en pena. Unos en el césped y el otro en la banda. Ni hubo actitud, ni hubo intensidad. Ni acierto ni soluciones. Pero también es mala suerte que el entrenador del Power entrara en casa del vecino para mayor disfrute de quienes hacen leña del árbol caído.
Sorprende que Pesic se metiera en camisa de once varas. Con lo fácil que hubiera sido una respuesta a lo Guardiola, como cuando le preguntan por Mourinho. Sobre todo porque, además, el serbio debe conocer aquello que dijo su paisano Boskov; lo de 'fútbol es fútbol', que nada tiene que ver con las canastas. Aparte de que ese talante de optimismo, de quien piensa en ganarlo todo, desprende el tufillo de vendedor de humo.
Pero, el laureado entrenador de basket, que sabe muy bien dónde pisa y dónde puede llegar, vaya usted a saber porqué entró a trapo donde nadie le llamaba. ¿O sí había llamada? Nunca se sabe. A veces uno no piensa lo que dice y sin querer le hace un favor a un amigo.
En Zaragoza a Unai se le fue la mano. Se complicó la existencia. Hay quien dice que la derrota en Alemania dejó a los futbolistas moralmente tocados y quien opina que el técnico acusó más la eliminación.
En este partido Unai se quemó con experimentos ajenos a los que de chavales hacíamos con el inofensivo 'Cheminova'. Todavía debe de estar preguntándose por qué sus jugadores no tuvieron actitud, mientras algunos aficionados seguirán sin entender por qué Mata fue suplente, a qué se debió el cambio de Costa que provocó que Topal ocupara el centro de la defensa, por qué Jordi Alba fue marcador y Mathieu interior cuando Diogo no es Alves, por qué...
El tropiezo del Villarreal no es un bálsamo. Llorente, al que le gusta más el basket, aprovecha y deshoja la margarita.

222.(Publicado en Las Provincias, 14 de marzo de 2011)

11/3/11

Ideas claras

Durante largo tiempo hemos debatido, especulado y pronosticado sobre la continuidad de Unai en el Valencia y después de la decepción del Gelsenkirsen parece que muchos han tomado la directa y ya tienen las ideas más claras, aunque quien debería tenerlas es Manolo Llorente, pero al parecer mantendrá el mismo criterio que el pasado ejercicio. Ninguno. Esperar. El 'ya veremos' es su estandarte. Ahora mismo dice que no piensa en otro técnico que no sea Emery, aunque hace cuatro días puntualizó que la tercera plaza en la Liga no garantizará que siga, a pesar de que añadió que el preparador cuenta con su confianza la del consejo y la dirección deportiva.
Da la sensación de que va a haber un antes y un después del partido con el Schalke y que previamente al encuentro Unai era muy bueno porque en la Liga el equipo va viento en popa y ahora, como había tantas ilusiones puestas en la Champions, ya no lo es tanto. Es el criterio del ventajista, que no ve más allá del resultado.
El árbitro Erikson no estuvo afortunado porque entre otras cosas privó al Valencia de un penalti, pero también hay que hablar de la falta de tino del equipo en un partido decisivo por lo que representaba para la caja de la entidad, para el prestigio individual y colectivo, y para el ego de los miles de aficionados, ilusionados en quedar entre los ocho mejores de Europa, y ahora rabiosos porque un rival, que no es nada del otro jueves, tuvo más efectividad.
Pero a Emery no se le puede juzgar por un partido. O hay o no hay confianza en él. Eso es lo primero que debe prevalecer. Las cosas han de quedar muy claras, sin escudarse en la grada, porque no es la responsabilidad del aficionado. En Mestalla no se ha oído un vete ya que escucharon Cúper, Quique e incluso el laureado Benítez. Unai tiene detractotes y seguidores, pero su futuro no lo marca un partido.

221. (Publicado en Las Provincias, el 11 de marzo de 2011)

9/3/11

Este no es mi Unai

Van tener razón quienes dicen que las noches de Miguel han iluminado el sendero de Emery. Coincide que desde que el defensa se pasó tres pueblos más de la cuenta y el consejo le abrió un expediente disciplinario, el entrenador parece otro; ha puesto los puntos sobre las íes (con la correspondiente tilde en la de Domínguez) y se desenvuelve con otro aire.
Pero a lo mejor el cambio de actitud no corresponde a esas dos circunstancias, y toda la seguridad con la que últimamente se pronuncia simplemente hay que buscarla en la marcha del equipo, en los resultados, que son los que mantienen al Valencia en cabeza de su Liga.
Unai ha demostrado que tiene las ideas claras desde el momento en que ha puntualizado que las victorias en la Liga no deben de esconder los defectos que tiene el equipo, que en defensa son preocupantes. Sin embargo también rezuma confianza en el trabajo. «Vamos a pasar», es el 'lead' de la argumentación del entrenador en la víspera del trascendente encuentro frente al Schalke 04, que puede llevar al Valencia a los cuartos de final de la Champions.
«¡Este no es mi Unai, que me lo han cambiado!», habría que exclamar después de escuchar sus últimas intervenciones. Igual que ocurre con el Tenorio, que a lo largo del drama ofrece serias dudas sobre si el auténtico es el conquistador conquistado o el gallardo y calavera, la actitud del técnico guipuzcoano ahora mismo dista mucho de la de aquel preparador que llegó a Valencia con equipaje de mano.
Sea o no por las veleidades de Miguel, Unai es otro. Si se tratara de un chaval diríamos que «ha pegado el estirón». En cuatro días parece más maduro y seguro de sí mismo; de lo que puede ofrecer el equipo y de lo que él pretende. Tiene el convencimiento de que el Valencia seguirá en el torneo y ha sabido contagiar esa ilusión. Los únicos que le llevan la contraria son los alemanes del Schalke y. algunos otros digamos 'forofos', por llamarlos de alguna manera.
220. (Publicado en Las Provincias, 9 de marzo de 2011)

8/3/11

Nuevo límite de velocidad

Publicado en Valencia Fruits, nº 2.483 (8 de marzo de 2011)

7/3/11

Marius Stankevicius

La sartén por el mango

A lo mejor hemos sido demasiado exigentes y rigurosos. Desde hace tiempo el Valencia viene ofreciéndonos buenos resultados, pero cada semana le pedimos algo más. Bastante más. ¿Acaso somos excesivamente severos? Pues a lo mejor, sí, porque mientras debatimos que falta fútbol y calidad, el equipo se ha convertido en un bajel que, como el de la canción del pirata, por su bravura es temido del uno al otro confín.
Después de afianzarse de nuevo en la tercera plaza de la clasificación, con la sartén por el mango, el Valencia no corta el mar, sino vuela camino de Gelsenkirchen que, por cierto, vaya nombrecito, con lo sencillo que resulta lo de Schalke.
El equipo viaja a Alemania y va decidido a tocar la gloria de los cuartos y de paso las narices del séquito de Raúl, que para demostrar que en el Bernabéu se equivocaron con él, le idolatran hasta tal extremo que provocan una especie de rechazo, como el pelo en la sopa.
Pero a lo que íbamos, el Valencia acude al Veltins Arena avalado por envidiables guarismos que en los últimos partidos ha acompañado de buenas sensaciones. El empuje, la fuerza que muestra el equipo de medio campo hacia adelante, está siendo suficiente para encubrir los defectos que reitera al defender. ¡Que no cambie allí! En ocasiones uno se pregunta si los desaciertos individuales son simplemente falta de atención del futbolista que los comete (errores no forzados) o están en relación con desajustes del grupo.
Un día de estos se lo preguntaré a Emery. Eso, y qué piensa de que Llorente dijera que la tercera plaza no garantiza la renovación del técnico aunque, eso sí, añadió que tiene su confianza, la del consejo y la de la dirección deportiva (¿?). Si el Valencia llega a cuartos y termina tercero en la Liga... la decisión seguramente acabará siendo de Unai y no de Manolo. Es otro mango de sartén.

219. (Publicado en Las Provincias, el 7 de marzo de 2011)

4/3/11

Algo más que el resultado

Al final lo que queda es el resultado. Con el paso del tiempo y salvo raras excepciones, no se suele mirar más allá de los guarismos. Importa poco el juego. Es injusto, pero sólo cuenta el reflejo del acta. 0-1. Lo demás queda en el olvido. El marcador es lo que perdura en la superficie, a la vista de todos, como cuando se vierte un chorro de aceite en un vaso de agua. Sin embargo, y aunque ahora lo que toca es mirar hacia Mallorca, al inmediato rival, no se deben olvidar las virtudes (también hubo defectos) que mostró el Valencia frente al Barça. Estuvo tan cerquita de, al menos, no perder que por eso escuece más la derrota.
Cuando un equipo le juega de tú a tú al líder y lleva la iniciativa (salvo en la última media hora del primer tiempo), es porque algo está haciendo bien. Y eso es un mérito, sobre todo si delante tiene un rival que todavía no conoce la derrota en campo ajeno, que encabeza la clasificación con amplia ventaja y en cuyas credenciales aparecen jugadores de la talla de Xavi, Iniesta, Messi o Villa.
Pero el esfuerzo físico, la actitud y el compromiso de los valencianistas (aparte del espectacular apoyo de la grada) no fueron suficientes para seguir con la buena racha. Además, un auxiliar de Iturralde fue un lince porque no dudó en levantar la bandera para invalidar un gol a Jordi Alba.
No obstante, a la vez que se valora la capacidad y el dominio del juego, también conviene mirar al otro extremo de la balanza. Después del inicio arrollador del Valencia, el Barça desaprovechó claras oportunidades propiciadas en su mayor parte por las reiteradas pérdidas de posesión, por errores no forzados, que vuelven a convertirse en algo habitual. Es la asignatura que se le resiste. Otros enemigos de menor enjundia no sacan tajada, pero el líder no perdona.
Aunque al final sólo prevalece el resultado, sería interesante recordar que el Valencia se subió a las barbas del gigante y que a Mallorca, Gelsenkirchen y Zaragoza ha de acudir con esa misma mentalidad.

218. (Publicado en Las Provincias, 4 de marzo de 2011)

3/3/11

Podemos

Nunca había visto a Unai Emery tan seguro de sí mismo. Desde su debut en Mestalla, allá por agosto de 2008, jamás le había escuchado hablar con tanto aplomo. Y como eso ha ocurrido a escasas horas del Valencia-Barcelona, la lectura es positiva. Desde luego las palabras del técnico adquieren valor porque están repletas de coherencia y confianza.
Si no fuera porque se trata de un entrenador de fútbol, uno diría que ayer escuchaba a un político sensato dispuesto a ganar unas elecciones, sin vanas promesas. En la rueda de prensa previa al partido, Unai echó mano repetidas veces del espíritu de aquél 'Yes we can', que en el famoso mitin de New Hampshire utilizó Obama en su camino hacia la Casa Blanca.
El entrenador guipuzcoano se pronunció con enorme naturalidad, determinación y, desde luego, no vendió humo y, aunque con toda la razón lamentó las fechas que la LFP ha fijado para sus siguientes partidos, no centró el discurso en desacreditar al oponente como acostumbra los políticos de medio pelo. Al contrario. Elogió al rival por su trayectoria, por sus jugadores, por su técnico, pero dejó muy claro que bajo el paraguas de la responsabilidad y la fortaleza mental, el Valencia puede y no debe desaprovechar la oportunidad de ganar, porque otras veces ha demostrado que es capaz de hacer las cosas tan bien como ha de hacerlas hoy contra el líder, al que se le resiste Mestalla.
Me quedo con unas ideas de Unai en torno al control del juego. Advierte que su equipo se convertiría en carne de cañón si permite que el Barça tenga la posesión del balón en el porcentaje que acostumbra, y como sabe que no será fácil manener la inicitiva, insiste en que el rival ha de sentir «que les podemos hacer daño, porque ellos nos lo van a hacer». El espectáculo está servido y si realmente Unai consigue que el Valencia lo afronte convencido de poder, tiene mucho ganado.

217 (Publicado en Las Provincias, 2 de marzo de 2011)

1/3/11

Miguel Ángel Angulo

Velocidad

Publicado en Valencia Fruits (nº 2.482, 1 de marzo de 2011)