29/9/10

Un día para marcar goles

Cualquiera diría que el itinerario de la manifestación de esta tarde lo han diseñado los dirigentes de la UEFA, porque el final de la marcha concluye frente a la delegación de Gobierno, muy cerquita de Mestalla, y casi coincidirá con el inicio del Valencia-Manchester United. Vamos, que puede haber tiempo para todo en una jornada que se presenta con más aires políticos que sindicales.
El día va a dar mucho de sí. Habrá tiempo para que los sindicatos traten de quedar en buen lugar después de airear todas sus quejas y hacer un guiño con el pacto de los servicios mínimos. Igualmente habrá tiempo para que el Gobierno se entere de que el personal está que trina por los decretazos y reformas del mercado laboral y la reducción de las pensiones. Del mismo modo habrá tiempo para unos momentos de reflexión, por si las medidas que nos parecen tan impopulares, va y resulta que a la larga eran necesarias para salir de la crisis. Y como cierre de tanta desazón, también habrá tiempo para un gran espectáculo. Para que el fútbol vuelva a ser el opio del pueblo, aunque en esta oportunidad la dosis se tomará a conciencia de cada cual, no como cuando nos la metían doblada.
Mestalla se llenará. El Manchester United tiene tirón. Es un clásico de la Champions y eso ya es suficiente tarjeta de visita. Sin embargo, el brillante inicio de temporada que lleva el Valencia desplaza los demás alicientes y se convierte en una inmejorable invitación para no perderse el partido.
Las estadísticas favorecen al Valencia que en Mestalla acumula tres años de firmeza en duelos continentales. Y aunque en ese periodo ha mostrado fragilidad defensiva (casi siempre ha encajado algún gol), esta temporada ha recuperado la fortaleza de la zaga, su característica durante años.
Hoy es día para marcar goles. Lo de encajarlos debe quedar exclusivamente para sindicatos y Gobierno. El Valencia, que es quien cierra la jornada, con el número 12 insuflándole ánimos, debe candar su portería y hacer que a los de Fergusson la camisa no les llegue al cuerpo.
154. (Las Provincias, 29 de septiembre de 2010)

28/9/10

El pasado es un prólogo (Shakespeare)

Valencia Fruits, nº 2.462 (28 de septiembre de 2010)

27/9/10

La hora de Juan Mata

Se trata de un artista del balón y ha llegado el momento esperado. Como se asegura que la puesta en escena va a ser en Denia, unas gambas rayadas y un blanco seco serán el perfecto acompañamiento para festejar la ampliación del contrato de Juan Mata, que ya era hora, ya. Un pajarito me cuenta que todo está a punto, atado y bien atado, que serán cuatro temporadas e incluso establece fecha para dar a conocer la buena nueva, que no irá mucho más allá de la semana próxima. En cuanto el United regrese a Manchester arrancará la cuenta atrás.
Hace tiempo que Mata se lo ha ganado en el campo, pero ha continuado siendo el último de la fila en la lista de los mejor pagados. Da la impresión de que Manolo Llorente, experto negociador, ha jugado con fuego. Lo ha hecho o lo está haciendo demasiado largo. En dos años de promesas, el club no ha sabido utilizar la vara de medir cariño y ha estado a punto a convertir en un problema la ampliación del contrato de un futbolista que controla los sentimientos, que conoce el valor de los silencios, que a veces dicen más de lo que parece.
Con 22 años el asturiano se ha hecho hombre antes de tiempo. Lo de futbolista lo llevaba en los genes y en cada partido con el Valencia o con la Selección ha ido creciendo. Estímulo y respuesta. Pero fuera del campo también ha progresado y continúa tan hermético como siempre. Y aunque le recuerden que es de los que menos cobra no pierde la media sonrisa de pícaro, quizá porque sabe que cada desborde, cada diagonal, cada centro, cada asistencia, cada gol, es una pieza más que encaja en el gran puzle del éxito.
Juan tiene una especial visión del fútbol y además goza de la polivalencia, porque igual se desenvuelve en la media punta que como extremo, aunque tiende más a irse hacia el centro, jugando entre líneas, entre dos aguas, lo que es un inconveniente añadido para el rival que defiende. Ya lleva tiempo convertido en una pieza fundamental del juego ofensivo del Valencia como para merecer un reconocimiento, como antes lo han tenido otros jugadores.
153. (Las Provincias, 27 de septiembre de 2010)

26/9/10

24/9/10

Casta, deuda y paro

Varios amigos apostados en la barra, en torno al cortado de media mañana, aunque el valencianista que tantas veces asoma por aquí prefiere el bocadillo de calamares. El asunto da para mucho. Es una conversación monográfica y él, entre bocado y bocado, y sorbito de cerveza para ayudar a que pase, marca los tiempos.
Primero, elogios por los arrestos que puso el Valencia en la segunda parte frente al Atlético. Pero enseguida, caña al juego de la primera, con énfasis por el error que supuso que una jugada de estrategia a favor acabara en gol del rival. El diálogo continúa con el posible penalti de De Gea a Mata y si Unai acertó con las rotaciones y los cambios.
El cortado de media mañana es una breve pausa, pero a punto de la despedida mi amigo el valencianista nos sorprende con un «a lo mejor va en serio», como prólogo del debate que pretende iniciar sobre la moción que ha aprobado el Parlamento para que la Administración actúe contra los clubes que acumulan impagos con Hacienda y la Seguridad Social y que les reclame la deuda con la misma firmeza que a otras sociedades.
Todos nos miramos en silencio. Hay prisas, pero él se apresura a recordar que el lastre se arrastra desde que la Ley del Deporte del 90 obligó a los clubes a convertirse en SADs, precisamente para evitar los endeudamientos.
Yo creo que este asunto le importa poco pero quiso ponerlo sobre la mesa porque le duele en el alma el recuerdo de un colega común, inmerso en un proceso concursal, que se va a ir a casa con una mano delante y otra detrás, y como es autónomo, sin derecho a desempleo.
152. (Las Provincias, 24 de septieembre de 2010)

22/9/10

Ever, Ujfa y el tufo a rancio

El mundo del fútbol debería de hacérselo ver. Tendría que mirar hacia otros horizontes para tratar de mejorar y soltar las amarras que le sujetan a un pasado con tufo a naftalina. Ahora se reclama mayor protección «a los buenos futbolistas». ¡Bien, pero que Dios nos pille confesados, porque conviene que el alma esté en estado de gracia!
En Mestalla hoy coinciden Valencia y Atlético de Madrid, y ni Unai puede utilizar Banega, lesionado, ni Quique a Ujfalusi, castigado y, si fuera por las ganas que muestran algunos, a punto de subir a la cruz.
Nadie con dos dedos de frente pondrá el mínimo pero a la expulsión de Ujfa por la brutal entrada a Messi. Pero ni es cuestión de hacer leña del árbol caído, porque un deportista que se precie nunca piensa en dañar al rival, ni la cosa debería quedar ahí.
He oído proclamar que hay que cuidar a los buenos jugadores. Pues claro. ¿Pero sólo a los mejores? ¿Por ejemplo, si derriban a un 'crack' dentro del área es un penalti y en cambio es saque de portería si quien el zancadilleado carece de ese nivel? ¿Y si la patada es al que consideran mejor futbolista del mundo, hay que crucificar de inmediato al contrario?
Hace un par de semanas alguien debería haberse echado las manos a la cabeza cuando el racinguista Diop lesionó a Éver y ni siquiera fue amonestado. Y sigo con el Valencia. ¿Se acuerdan del partido frente al Brujas correspondiente a la UEFA de la pasada campaña? Seguro que Mathieu no lo olvidará, porque Hoefkens le envió a la enfermería para tres meses y él, como el senegalés, se fue de rositas. Y ahora una del Atlético: ¿La entrada de Gurpegui al Kun fue de tarjeta roja o de qué?
Son ejemplos recientes, a botepronto, pero si echamos mano de la hemeroteca salen demasiados. Aquí y allá. Y no hay criterio. Por eso este deporte sigue oliendo a rancio y porque además algunos fariseos emiten su juicio en función de quién sea la víctima. El fútbol necesita aire fresco. Pero a ver quién es el guapo que consigue que los «fifos», «uefos» y compañía abandonen el sillón.
151. (Las Provincias, 22 de septiemebre de 2010)

21/9/10

Desencanto

(Valencia Fruits, nº 2.461, 21 de septiembre de 2010)

Voro

20/9/10

Unai y el mito de Hércules

El Valencia destrozó ayer en el Rico Pérez el mito de Hércules. Tres de tres y, si añadimos la goleada de la Champions en Bursa, cuatro de cuatro. Un arranque de temporada a lo grande. Por todo lo alto. Como muchos soñaban aunque costara imaginarlo. El equipo de Unai Emery se mantiene en la cumbre a la vez que ha hecho que el Hércules abandone el Olimpo.
La gesta que el equipo alicantino alcanzó la semana pasada en Barcelona muchos la entendían como un reflejo de la mitología griega; como la primera de las tareas que Euriesto encomendó a Hércules para que se ganara la inmortalidad. El 0-2 fue un paso de gigante. Los albiazules de Esteban Vigo se habían llevado del Camp Nou la piel del León de Nemea y ahora, en el derbi, se disponían a sacrificar a la Hidra de Lerma, de la que brotaban dos cabezas por cada una que le cortaban, porque ese era el segundo de los cometidos.
Pero, amigo, este Valencia pisa firme y no tardó en dejar claro que no estaba dispuesto a asumir el papel de víctima. Al contrario. Después de banderillear por medio de Mata y Pablo, controló la situación a pesar de que el árbitro Ramírez Domínguez animó al rival con algunas de sus decisiones.
Unai hizo rotaciones porque no puede dejar de mirar de reojo al Atlético, que pasado mañana visitará Mestalla. Y el bloque no sólo no acusó los cambios, sino que fue autoritario. Además, después de que en los suspiros finales del primer tiempo un inocente penalti diera vida al rival, se rehizo, y en la segunda parte mostró una enorme capacidad de sufrimiento ante el empuje del rival, que trataba de hacer valer la superioridad numérica por la expulsión de Navarro.
Unai pasa de mitos. ¡A la porra la ficción! Vive el presente, tiene los pies en el suelo y antepone la fuerza del colectivo antes de cualquier individualidad. ¡Y que no pare!
150. (Las Provincias, 20 de septiembre de 2010)

17/9/10

La vara de medir

Era un debate estéril y ha sido el propio protagonista quien lo ha zanjado. En un arranque de humildad y cordura, Rafa Nadal ha parado los pies a quienes apresuradamente le habían definido como mejor deportista español de la historia. El calificativo podría merecerlo pero entraña una segunda lectura, porque coloca en un plano inferior a otros ilustres del deporte español como han sido Indurain, Ballesteros, Nieto, o todavía son Alonso, Gasol, Corredor...
El error ha estado en la vara de medir. Una cosa es decir que Nadal es el tenista español más grande todos los tiempos. Sin duda. Todos estamos de acuerdo. Con su juventud ha hecho más que historia al completar el Gran Slam. Chapeau y enhorabuena al consistorio de Manacor, que modificará su reglamento de concesión de honores para poderlo nombrar en vida hijo predilecto de la ciudad. Rafa es un fuera de serie.
Pero lo otro no tiene sentido. Aquí somos muy dados a las palmaditas en la espalda, y para echarle flores a uno importa poco ignorar a los demás. Que se sepa, el tenista español no ha competido con Alonso ni con Indurain ni con Edurne Pasabán... ¿Acaso se pueden comparar los turbocompresores de un monoplaza con las fibras de carbono de una raqueta? ¿El golpe liftado supera a un putt? ¿O la ascensión de catorce ochomiles es mejor que el dominio consecutivo en cinco Tours, dos oiros , un Mundial? ¿Cómo se calcula?
De la forma en que se determinó en 2004 que el Valencia era el mejor equipo del mundo. Con un criterio objetivo. Sin mezclar churras con merinas. La Federación Internacional de Historia y Estadísticas del Fútbol fundamentó su criterio como lo ha hecho siempre y sigue haciéndolo. Recopiló, estudió y analizó todos los datos relacionados con las competiciones de fútbol, contrastó los resultados de unos y otros, y todo ello determinó que los éxitos en la Liga, la UEFA Cup y la Supercopa de Europa elevaran al equipo de Mestalla a la cima, por delante del Manchester United, que por cierto ahora es el inmediato rival en la Champions. Pero eso es otra historia...
149. (Las Provincias, 17 de septiembre de 2010)

15/9/10

Un cristal frágil

Quien da primero da dos veces. Una victoria por goleada en el partido inaugural de la Champions League siempre es un paso de gigante que, aparte de los dividendos económicos tan importantes que conlleva para la sociedad en cuestión, proporciona al equipo que lo consigue una enorme dosis de tranquilidad, más que necesaria para seguir pisando firme en el torneo.
El Valencia no podía empezar mejor en un escenario que muchos calificaban de infierno pero que finalmente no lo fue ni de lejos. Los jugadores que dirige Unai no lo permitieron. Se mostraron superiores a un rival timorato de inicio, que sólo inquietó cuando trató de aprovechar algún error no forzado, y algo más en la segunda parte, en el momento en que el técnico local realizó dos cambios para alegrar un ataque desdibujado. Pero el Valencia fue letal.
Brillante inicio, porque si contabilizamos esta victoria junto a los resultados de la Liga, el Valencia, que durante la pretemporada ofreció más sombras que luces, en tres partidos acumula ocho goles a favor por sólo uno en contra. Además Unai, más maduro en su cometido, está demostrando que ha mejorado en su gestión del grupo respecto a las rotaciones. Parece que eso de ser un entrenador que se definía por un once y cinco jugadores más ya es historia. Además, ahí están las reivindicaciones de Tino Costa, Pablo, Aduriz y Soldado, recuperado de la lesión que padecía. Miel sobre hojuelas.
El Valencia ganó, ganó bien, aparte de que sus rivales, Manchester United y Glasgow Rangers, no pasaron del empate. Mejor. Pero con todos los pronunciamientos favorables, enseguida hay que advertir que esto no ha hecho más que empezar; que queda todo un mundo por delante como para sacar conclusiones que puedan resultar precipitadas.
La confianza es una perfecta compañera de viaje, pero sin olvidar nunca que se trata de un cristal muy frágil. Es una hipótesis sobre la conducta que cuesta mucho trabajo adquirir, pero que se puede perder en un santiamén. Y sería una pena. «Piano, piano...»
148. (Las Provincias, 15 de septiembre de 2010)

14/9/10

Por favor, ¿me puede indicar...?

(Valencia Fruits, nº 2.460, 14 de septiembre de 2010)

13/9/10

Jugar con fuego

Al César lo que es del César. No se trata de un guiño al portero valencianista, aunque podría serlo porque el cacereño atraviesa ese momento de espléndida forma y madurez que muchos prefieren llamar segunda juventud. Brillante. Pero no va por César, a pesar de que ahí estén sus credenciales. Va por el presente del equipo, que acumula seis puntos en dos jornadas y ahora se dispone a afrontar en el infierno turco de Bursa el primer round de la Champions.
Esto no ha hecho más que empezar y ha empezado bien. Por algo será que nuestros mayores dicen eso de que quien da primero da dos veces. Es importante agrandar el colchón para cuando lleguen las vacas flacas, que a lo largo de un campeonato suele ocurrir.
Los seis puntos en la Liga deben de dar tranquilidad al grupo para el inicio de la competición europea. Y dicho todo eso es cuando llega la otra parte de lo del César... Por los guarismos, el Valencia ha empezado muy bien. Pero para que nadie se lo crea, enseguida hay que decir que por juego ha estado espeso y que se espera más porque hay suficiente fondo de armario para exigirlo, aunque todavía haya quien eche de menos algún esmoquin.
Ni un partido ni dos ni tres sirven de baremo. Sin embargo después de lo visto ante el Racing, al Valencia hay que exigirle bastante más. Los buenos impulsos ofensivos no encontraron el equilibrio en la defensa. Muchas ocasiones, sí; pero también demasiados apuros. En la Champions, que apenas ofrece jornadas para rectificar, tanta concesión y desajuste conduciría a la hoguera. Por eso hay que exigir más, sobre todo cuando estamos hablando de un bloque en el que en este curso prevalecen los hombres sobre los nombres.
Quienes desde hace años acuden regularmente a Mestalla, saben que la impronta del Valencia ha sido la firmeza de su zaga. Bajo esa premisa el equipo ha fraguado sus mejores éxitos. Pero no se puede esperar que en cada contra del rival César se gane la ovación de la grada. Eso es jugar con fuego. Y quien juega con fuego, acaba quemándose.
147. (Las Provincias, 13 de septiembre de 2010)

10/9/10

Un récord en el fútbol

La primera impresión que uno tiene después de observar el 'performance' de Yoko Ono en el MoMA de Nueva York (se puede ver en Youtube y lo aconsejo) es que a la viuda de Lennon, adepta al arte conceptual, la inspiración le llegó al conocer que el presupuesto del Real Madrid para esta temporada será de 450 millones de euros. Un récord en el mundo del deporte. La cantidad, en vísperas de una huelga general, resulta escandalosamente escandalosa, frase que acuñó Manuel Llorente.
Al margen de las emociones sociales que produce, está claro que a corto plazo supondrá un claro beneficio para quien ocupa el sillón, porque cuanto más azúcar, más se endulza; hay más opciones de fortalecer el equipo y, por lo tanto, aumentan las posibilidades de conseguir más títulos. Pero, ¿qué representará esto a medio y a largo plazo? Si uno se detiene a pensar en el futuro próximo del mundo de la competición, resulta alarmante la creciente diferencia presupuestaria entre los distintos equipos de la liga española. Es una punta de iceberg cada vez más visible.
El Valencia, que este año que ha reducido el coste de su plantilla en unos diez millones de euros, presentará en la asamblea un presupuesto del orden de los 110. De nuevo reduce el gasto (en 2008-09 fue de 198,5 millones y en 2009-10 de 142,3) pero ahora mismo la cuantía es tres veces inferior a la de los del Bernabéu.
Aunque en el deporte no siempre gana el que más dinero pone, si los dos trasatlánticos lograron más de 20 puntos de diferencia respecto al Valencia, que fue tercero en la Liga pasada, ¿qué ocurrirá con los que se desenvuelven de mitad de la tabla hacia abajo?
Las distancias económicas resultan excesivas y la cuestión es suficientemente importante para el futuro de la competición como para que la Liga Profesional y quienes sea menester la tomen en consideración cuanto antes. Hay ejemplos en otras disciplinas, como en la estructura del baloncesto americano, que pueden y deberían servir de modelo. Para eso, y para bastantes cosas más.
146. (Las Provincias, 10 de septiembre de 2010)

8/9/10

Un trocito del pastel

A lo peor todo se diluye y queda en un simple recuerdo, aunque en cualquier caso sería muy grato. Pero desde luego el triunfo de la selección española en Sudáfrica significó un acontecimiento. Un hito. La rúbrica de un trabajo codo con codo, que ahora se ha hecho merecedor del premio Príncipe de Asturias. Es la recompensa a un éxito deportivo y social, porque la victoria además sirvió para unir al país. «Yo soy español, español, español, español.» ¿Cuándo antes se había escuchado cantar algo así? ¿Cuándo antes se respetaban los compases de la marcha granadera o el himno nacional, que lo es desde el siglo XVIII? ¿Cuándo, salvo Manolo el del Bombo, alguien presumía de lucir la camiseta roja?
Es un premio para el fútbol español, pero en lo personal a Mestalla le toca un trozo de pastel; de mayor satisfacción. Aunque ahora sólo quede Mata como estandarte de esa gesta, para los valencianistas debe significar un orgullo que su equipo contribuyera al éxito por la presencia de este futbolista junto a los Villa, Marchena y Silva, que en aquel momento todavía eran blanquinegros. No sé si de corazón, pero al menos sí por contrato.
Un trocito del premio Príncipe de Asturias, pues, quedará siempre en Mestalla. Una distinción del todo merecida por el equipo nacional, aunque aún se haya escuchado algún pero de quienes parece que utilizan confeti en lugar de papel higiénico. ¿Que es más meritorio subir un ocho mil? Eso no es más que confundir las churras con las merinas o la gimnasia con la magnesia.
El premio es tan apropiado y justo para el fútbol español, representando por los Iniesta, Casillas o Villa, como lo fue para los maratonianos españoles Fiz, Antón, Roncero y compañía, cuando en 1997 lo consiguieron por ganar en Atenas, en la misma carrera, la Copa del Mundo, el campeonato y el subcampeonato mundial. Igual de merecido que para los Gasol, Calderón y demás integrantes de la selección de baloncesto, que en 2006 alcanzó la gloria. Es la recompensa al trabajo codo con codo; esa labor tan necesaria en época de vacas flacas como la actual.
145. (Las Provincias, 8 de septiembre de 2010)

7/9/10

¡Lo que sea menester!

(Valencia Fruits, nº 2.459, 7 de septiembre de 2010)

6/9/10

El reto de Emery

Empieza la cuenta atrás y hay que estar perfectamente pertrechado porque, bolo en El Collao aparte, el próximo fin de semana comienza una larga travesía, como en años anteriores. Un partido cada tres días. Concretamente siete, en veintidós, lo que supone un esfuerzo extra y a la vez un buen termómetro para que en apenas un mes se hable con mayor propiedad lo puede ofrecer este Valencia.
El equipo ha mostrado buenas hechuras en el arranque y Unai Emery afronta esta tercera temporada con una plantilla que está hecha a su medida. Un bloque confeccionado con los patrones y que él fue diseñando al alimón con Fernando Gómez, primero, y con Braulio Vázquez, más tarde.
Unai quiere convencer con su talante en el nuevo reto de llevar al equipo al mismo escalón que en el ejercicio anterior. Pretende callar a los que siguen dudando. De entrada Manuel Llorente, que en ocasiones no se sabe si va o si viene, le dio confianza que deberá mantener aunque afloren los nervios. En esto de los nervios, el técnico vasco ha sabido modularlos y no picó el anzuelo de Mourinho al responder a lo de los sistemas y de si juega tal o cual jugador. El portugués es avispado para distraer la atención y mantener aislados a los suyos, pero el entrenador del Valencia eludió el capote.
Unai trata de demostrar que sabe lo que se lleva entre manos, que conoce bien la responsabilidad que entraña el cargo y está dispuesto a gestionarlo sin necesidad de encomendarse a la Virgen de Guadalupe, patrona de su Hondarribia natal. Bueno, a lo mejor a lo largo de la temporada ha de hacerlo para que las lesiones no vuelvan a cebarse con el equipo, como ocurrió el año anterior y el otro.
Las rotaciones van a ser necesarias... siempre que no se ponga en riesgo el resultado. Para el entrenador es vital que todos los jugadores estén en perfectas condiciones y por eso no oculta las ganas de ver la continuidad de Vicente, de Mathieu, de Fernandes, del Chori, y de que la solidez de la rodilla de Ricardo Costa desvanezca el mínimo atisbo de sospecha.
144. (Las Provincias, 6 de septiembre de 2010)

5/9/10

Diccionario

(Valencia Fruits, nº 2.458, 31 de agosto de 2010)

El mensaje de Mestalla

El verano se prepara para decir adiós con un previsible aumento de las cifras de desocupación en España y me da en la nariz que esta temporada en el Valencia algún jugador ocupará la grada más veces de lo que él quisiera. No es que se vaya a quedar en el paro, porque en todo caso cobra y cobra bien. Tampoco es problema de overbooking. Se trata de un asunto de exigencias. Aparte de que ha aumentado la competencia y de que ya ha habido algún tirón de orejas, Unai Emery es un entrenador partidario de dar prioridad a poco más de una quincena de jugadores.
A pesar de que el Valencia afronta el curso con el deber de luchar y rendir en tres frentes (Liga, Champions League y Copa del Rey ) y que, por lo tanto, las rotaciones se entienden como una obligación, el criterio del entrenador, sus palabras, y las recientes declaraciones del coordinador de la secretaría técnica, han dejado muy claro que no hay permiso para dormirse en los laureles y que si alguien se encandila, a lo mejor sólo tiene cabida en supuesto de la lesión de un compañero.
En lo deportivo, el Valencia ya se ha olvidado de los ausentes y ha iniciado la temporada con la mochila repleta de aspiraciones y obligaciones. Nadie pide la Luna ni se establece otra línea de meta que la de igualar lo que se alcanzó en el ejercicio pasado, aunque sin olvidar que la Copa fue una decepción porque el equipo besó la lona en el segundo round. Se avanza con optimismo.
En lo social, ocurre lo mismo. Máxima exigencia y también confianza. Se trata de rebajar la deuda, generar recursos y, aunque suene a ingenuidad, afrontar los proyectos necesarios para econvertir el Valencia y que algún día deje de ser un club de unos pocos.
Pero en todos los casos está prohibido vender humo. Las misivas de optimismo no pueden terminar como el chiste que hace unos años atribuían a Morán y que ahora tiene a Zapatero como protagonista. Ese de que sus mensajes son como los de «Misión imposible», que se autodestruyen en 30 segundos. No. De esas ya hemos tenido bastantes.
143. (Las Provincias, 3 de septiembre de 2010)

1/9/10

El sino del Valencia

Lo del futuro y el influjo de los astros tiene miga. Hay mucha gente que presume de que les resbalan las meigas. Son los que pasan de adivinos y brujerías, pero cuando ojean cualquier revista y llegan a la página del horóscopo, se detienen como forzados por un impulso sobrenatural.
En este caso considero mucho más probable que haya sido el sosiego que produce permanecer unas horas de quietud en una tumbona, bajo una sombrilla a pie de playa, lo que me ha llevado a entretenerme leyendo qué mensaje le envía al Valencia CF el Rappel de turno. Al 18 de marzo de 1919, fecha de la fundación del club, le corresponde el signo de Piscis.
«No espere que el dinero caiga del cielo», leo, y como todo este tipo de sentencias dicen que nunca se deben de tomar al pie de la letra, interpreto que se trata de un mensaje dirigido al consejo de administración que preside Manolo Llorente. Un aviso de que Bancaja ha cerrado el grifo.
Ocurre lo mismo con lo de «Le tocará poner imaginación en su vida cotidiana». La misiva parece querer desvelar que aparte de la venta de los principales activos, los dirigentes deberían de buscar otras soluciones para llenar el depósito de la locomotora.
«Evite la sequedad del ambiente que le rodea». Esto sí que es una metáfora. Los tiros deben de ir en relación a la rigidez que se palpa entre quienes están al mando y quienes que en la junta general volverán a desvelar que no comulgan con su hoja de ruta.
Sigo leyendo. «Sus iniciativas en el trabajo se desarrollarán con lentitud». Aquí lo tengo muy claro. No me ofrece la mínima duda. Estoy convencido de que el mensaje va directo a la Fundación y al proyecto de socializar el club con la venta de las acciones de la ampliación de capital, algo que permanece estancado.
Paso páginas y como el calor aprieta y ya apetece la cerveza helada en el chiringuito, decido plegar velas. Y en ese preciso momento me doy cuenta de la fecha de la revista. ¡Es del mes pasado! Supongo que todo lo que dicen los astros ya no vale para el Valencia. ¿O tal vez sí?
142. (Las Provincias, 1 de septiembre de 2010)